Otro de los diseños más importantes de Plymouth fue el Plymouth Fury que fue fabricado por Chrysler entre 1956 y 1978. En esta nota hablaremos más a detalle del Plymouth Fury que es un vehículo al que se le recordará más por la pantalla grande.
Del Plymouth Fury hubo hasta seis generaciones durante este período. Este carro fue lanzado como un vehículo de alta gama, pero el objetivo de la compañía publicitaria era utilizarlo para exponerlo y atraer a los consumidores, debido al imponente diseño de los primeros modelos.
Primera generación 1956-1959
El "Fury" se vendía solo en color blanco y carrocería cupé, con acabado de aluminio dorado en 1956, 1957 y 1958. De 1965 a 1974, las ventas de Plymouth se elevaron en gran medida a la popularidad del nombre.
Así Plymouth realizó de nuevo en 1965 un nuevo modelo y el Fury estaba disponible en cuatro tipos de acabado, denominados Fury I, Fury II, III y un acabado deportivo, que se uniría a los precios de modelos de la competencia como el Bel Air, Impala e Impala SS, que tenían un estilo de carrocería muy similar.
En 1959 presentó el Plymouth Fury deportivo como su modelo de gama más alta, y se renunció a sustituir el nombre "Fury" por el de Plymouth Belvedere. Al hacerlo, en la gama Fury ahora sólo figuran automóviles y camionetas, así como un rígido cupé y un gran sedán, mientras que en la serie deportiva sólo habían carrocerías cupé y descapotable.
El coche asesino
Si bien es cierto que hay coches que pasan a la historia por su popularidad, diseño, innovación, potencia o cualquier otra característica que los volviera únicos y que lo llevan a convertirse en leyenda; no todos lo logran de este modo.
Ese es el caso del Plymouth Fury que lo fue más por su diabólico papel protagonista en la película Christine dirigida en 1983 por John Carpenter y basada en la novela del mismo nombre escrita por Stephen King en aquel mismo año.
El Plymouth Fury se comenzó a construir en 1956 y se dejó de fabricar en 1978, pasando por lo tanto por varias generaciones con sus correspondientes cambios estéticos y de motorización. Así que el modelo original, que fue la protagonista de la película, se dejó de fabricar en 1959.
La primera generación del Plymouth Fury además montaba un motor V8 con doble carburador de 5,2 litros que desarrollaba además una potencia de 240 CV en el modelo de 1956, esa misma potencia que luego fue elevada a 290 CV en los modelos de los dos años siguientes, 1957 y 1958.
Asimismo existía una fuerte posibilidad de otra motorización de 5,7 litros y 305 CV para los modelos de esos dos últimos años. Además los fabricantes de este vehículo no se andaban con remilgos a la hora de hacer motorizaciones y elevar potencias.
En 1959 se introdujo una versión Sport Fury como tope de gama y también una nueva carrocería de cuatro puertas que incluía además la versión familiar, y con un modelo convertible. Como es lógico también llegaron más y modernas motorizaciones para la época.
Posteriormente llegaron más cambios en el modelo, hasta que se llegara a un total de seis generaciones del mismo, con importantes modificaciones en la carrocería y los motores, perdiendo con ello sus características aletas traseras que tenía a principios de los años 60.
Esos cambios vulgarizaron el diseño del Fury original camino de los años 70, así que en cuanto al diseño de la mayoría de los coches americanos, éste nuevo modelo poco tenía que ver con los modelos de los años 50 y 60 que eran de la época dorada del automóvil en los Estados Unidos. Luego de esta historia del vehículo pasamos ya a la película.
Christine, que era el nombre de un viejo Plymouth Fury de aquel año 1958, y que es comprado y restaurado por Arnie Cunningham y así se convierte en un coche asesino que causó un gran y enorme impacto en los espectadores, pasando de ser un clásico automotor a convertirse en un automóvil de culto después de su irrupción cinematográfica, ya verán por qué.
Entre el Plymouth Fury real y el de la ficción existen dos diferencias importantes. En el libro de Stephen King se lo describió de color rojo y con cuatro puertas. Lo del color se mantuvo aunque hasta 1958 el único color disponible en la marca era el blanco con acabados de aluminio dorado. Sin embargo no fue posible mantener en la producción cinematográfica las cuatro puertas ya que la carrocería del coche del 58 era de tipo cupé y que sólo tenía dos puertas.
Por cierto hay que agregar este dato que puede dejarte indignado. Para filmar la película se compraron 23 automóviles de este modelo y al final fueron usados 16 para la filmación, acabando muchos de ellos destrozados. Esto indignó a los amantes de este modelo ya que eran muy pocas las unidades disponibles y que en total se llegaron a fabricar unas cinco mil unidades en 1958.
Finalmente en 1978 se llegó al fin de la producción de este mítico modelo. De todos ellos el Fury del 58 es el que pasó a la historia inmortalizado por el cine. Estamos seguros que todos los amantes de los coches imaginamos más de una vez a nuestro automóvil como un ser dotado de vida. Después de ver Christine, muchos se arrepintieron de esos pensamientos.
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